sábado, 19 de abril de 2008

Baudelaire.

Ven, hermoso gato,
sobre mi pecho amoroso:
retiene las garras de tus patas
y déjame sumergir en tus hermosos ojos,
en los que se mezclan el metal y el ágata.
Cuando mis dedos acarician a su antojo,
tu cabeza y tu lomo elástico,
y mi mano se embriaga con el placer
de palpar tu cuerpo eléctrico,
veo a mi mujer en espíritu;
su mirada, como la tuya, amable bestia, profunda y fría,
como un dardo hiende y corta, y, de los pies a la cabeza,
un aire sutil, un peligroso perfume, flota alrededor de su cuerpo moreno.