lunes, 5 de marzo de 2007

En un momento,
Se me perdieron las razones,
Las ganas de herirte y también los gestos.
Perdí también la destreza para fingir.
Y una que otra idea perversa.

Destellos blancos y fríos en la pupila,
Se descompone el enfado en el seño.
Tocándonos con indiferencia,
Amándonos con rechazo. Nos perdemos
Y nos vamos…
Te invito a sufrir con un beso en las manos,
Y a golpearnos para nunca recordarnos.

Caída libre…cierro los ojos…y a dormir.
Deseos de piel y sudor.
Caigo justo en tus pálidos labios
Al despertar y siento el anhelo de continuar,
Llenándome de ti y del agua turbia
Que tanto nos refresca.
Bebiéndonos hasta quedar ebrios.
Prolongando la inercia y el letardo.
Se apagan los colores y ya no se mas.




Véndame los ojos. Y no me digas la verdad a menos que te lo pida. Y luego, quítame el deseo del cuerpo.

Si otras manos tocaron mi espalda, y otros labios me mintieron en el beso. Tu hazlo distinto…

Se trata de sentirnos…

Véndame los ojos y devórame…
Y lo que yo sienta o pase después no te importara porque así debe ser…yo quiero que así sea.
Papel inútil…

Estarás presente en todas las gotas de lluvia de agosto.
En el cristal verde de la menta húmeda.
En el sonido de la tercera cuerda de mi guitarra.
Estarás en la cuarta hora de la madrugada, todos mis días.
En el jugo de naranja exprimido de un sobre.
En el aroma del licor
Estarás en el humo de todos mis cigarrillos
Y en el tiempo que dure nuestra canción.

Estarás presente en las noches nublas de invierno
En los escalofríos al quitarme la ropa.
Estarás en la intriga y en el silencio.
Y en lugar mas insignificante de mis memorias,
Nunca olvidare que no me vas a recordar.

Ordenando mi pieza me tope con este papel, guardado en el último cajón de mi escritorio. No recuerdo cuando lo escribí. Acostumbro a ponerle fecha a mis papeles pero, este no tenia. Por la letra, se que no es tan antiguo.
Cuando lo leí me tomo unos instantes descubrir para quien lo escribí. Cuando ya lo supe, un nudo en la garganta. Muchas imágenes se vinieron a mi mente, evocando una inconclusa nostalgia.
Generalmente cuando escribo algo, luego de un tiempo al leerlo, me parecen lejanas las ideas que lo inspiran. Y me alegro por ello.
Es algo mas o menos así: escribir algo en un papel, pasa el tiempo, y al leerlo dices: “¿Cómo escribí esto?”, entonces sabes que son palabras insignificantes…te ríes o rompes al papel, da igual.
Un nudo en la garganta…leer lo que ustedes ya leyeron, no me provoco insignificancia, si no mas bien, confusión. Una serie de preguntas añejas que vuelven para continuar siendo lo que en un comienzo…distractoras barreras, que evitan y trancan mi actuar, mis ganas de hacer y no pensar…
Pero nadie me dirá nunca, que fue, si era real o no…y mucho menos lo descubriré yo, después de años…o tal vez tan solo deba esperar que el tiempo y las experiencias transcriban ese remoto y borroso dilema en mis recuerdos, y pueda saber con certeza cuales fueron las ideas que inspiraron los párrafos en ese papel.